Hola, ¿cómo están? Hoy les hablo desde Buenos Aires porque este fin de semana tenemos un momento clave: las elecciones de medio término en la provincia más importante del país. Y lo que suceda ahí no solo va a impactar en la política, también puede tener consecuencias directas en la economía de los próximos meses.

Según las últimas encuestas, la imagen del Gobierno viene cayendo con fuerza. Esto no responde únicamente al impacto negativo del escándalo que involucró a la hermana del Presidente, sino también a un freno económico que se percibe cada vez más en la vida diaria. Los precios siguen en alza, la inflación no cede y eso resiente la confianza tanto en el Gobierno como en el rumbo económico.

Si el oficialismo tiene un mal resultado en Buenos Aires, será interpretado como una señal de debilidad política. Y cuando la política muestra debilidad, los mercados reaccionan: el dólar puede moverse, tanto en su cotización oficial como en las paralelas, y eso inevitablemente acelera los precios. Es un círculo que ya conocemos.

Por eso, mi impresión es que no es momento para asumir riesgos grandes. En un contexto así, lo más prudente es mantener cierta cautela, esperar los resultados y ver cómo se reacomoda el escenario político. Porque lo que pase este domingo no se queda en Buenos Aires: repercute en todo el país y puede marcar el rumbo de la economía en lo que queda del año.